últimamente

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Últimamente el sueño me rehúye, duermo poco y mal, me asaltan pesadillas. Hace dos días soñé que a mi hermana y a mí nos perseguían unos malos malísimos a los que al final dábamos esquinazo. Nos pasamos todo el sueño corriendo así que me desperté agotada. Soñar es como vivir una vida paralela, el inconsciente quiere decirme algo y yo no sé interpretarlo bien. O sí.

Yo antes creía en las señales, aunque he de reconocer que nunca las veía hasta después
creía en el poder de los vasos comunicantes una noche de copas
creía que las cosas pasan porque tienen que pasar y que el universo teje hilos entre las personas a veces muy a su pesar y a veces muy a su querer
creía en los esquimales y en la parábola que encierra el hecho de que siempre empiece a refrescar
le tenía a cuanto toco, la fe de las montañas.

Hace unos meses descubrí que las montañas no sabían de mi existencia. Mis vecinos tampoco. Tenían más conciencia de mí, las personas de tu vida a las que nunca he visto.

Y últimamente el sueño me rehúye, duermo poco y mal, me asaltan pesadillas, escucho las mismas canciones una y otra vez, me lavo los dientes mientras mascullo unos versos de Cortázar, pienso en ir a la isla y pensar las mismas cosas que pienso ahora pero con otros aires revolviéndome el pelo, y enciendo la tele y le bajo la voz mientras leo o escribo para que alguien comparta mis ritos nocturnos, y de repente vuelven a ser las tres de la mañana y aún no tengo sueño, y tengo una sed histórica que no se sacia ni con agua del grifo ni con el jugo de naranja de mentira que se podría llamar de otra forma porque a naranja no sabe aunque quizás en este caso quién sabe deba su nombre simplemente al color, y camino descalza por el pasillo para que no resuenen mis pasos en sueños ajenos, y me asomo a la ventana y un hombre borracho se baja de su bicicleta y se esconde entre los coches y me dan ganas de gritarle un verso ajeno pero los versos a veces no interesan tanto, los versos a veces a mí me salvan, y yo sé que ese hombre borracho que deja caer la bicicleta en la acera es el hombre al que le robaron el mes de abril, es el hombre antes de saber que se lo robaron, es el hombre que bebió para olvidarlo, el hombre que rebusca en sus bolsillos algo que sabe que no está ahí.

Yo llevo buscando muchos meses algo que sé que no está aquí. Pero no tengo bicicleta.


4 pájaros en el árbol:

Chikitistaní dijo...

¿Puedo ser tu bicicleta?

(Sonrojo.)

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José Ángel García Caballero dijo...

buscar lo que sabemos que no encontraremos se parece a la vida... Bello texto!
Un beso!

Anónimo dijo...

"Yo iba girando en bicicleta y pregunté:
¿cómo te va?,
vamos, te invito a caminar..."

Membrillo

María Camila Herrera Jaller dijo...

¡Un texto que deja sin palabras!

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