la pared

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la pared de mi celda es pájaro

que la iniciativa parta del contrario
-no es una guerra la batalla que el corazón libra-
el camino es un asfalto de silencios
donde perdura la conciencia del paso

la arcilla perece en las pestañas
el grano de arena en el ojo que pide
el contorno del labio podrá ser quizás
la respuesta que busca la boca que dice

dormir soñar sonámbulo amanecer del holocausto
la pared de mi celda es pájaro

se fue sin decir “adiós”
desapareció con la sorpresa hilada al final de un cuento de hadas
donde un ogro devora jovencitas

era tarde y no había cumplido sus palabras
alma de cántaro retruécano
bramaban  las campanas de tu nombre
sin ritmo tu mano baqueta del vacío
insomnes de bosques los jardines

la mar garita de tus ojos
era un andamio adolescente entre mis piernas
el dardo era certero una mentira
asumo las paredes
los barrotes incrédulos de tu sonrisa
la libertad que revivía en cada encuentro
los lunes demonios salpicando a-dioses
me despido           nos vamos           nos queremos      hasta cuándo

donde rompía cristales el océano
maldigo la torpeza de mi nombre


martes de poesía: noite poética no vagalume

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Presentación Dramaturxias de baúl Amarantía

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Xoves/ 1 de Decembro 2011/ no Museo Provincial de Lugo
20.00 hrs
Dramaturxias de baúl Amarantía
dentro do Buxiganga Proxecto Teatral



8 microsecuencias teatrais escritas por:
Lola Fernández Culpable
Iria Acevedo Semente
María Casar Eu son árbore
Neves Neira Home man e Yonki
Conchi Madrina Pitiño
Rubén Pérez Metamorfose do señor López

Pomba Lugilde Son do vento


E finalmente a breve peza teatral de 
Eva Cabo O país dos Tirabeques

Coa música en directo de Yuri Sidar

Baixo a dirección de Ánxeles Cuña Bóveda



los fantasmas de tu bolso (poema de transportes públicos)

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1.

yo viajé en autobús
triste
como un bonsái
que aprende a tocar la guitarra
en la madera de su tronco diminuto

y feliz como un pan
que acaba de salir del horno

de la isla uno puede irse en avión
en barco
o nadando

en esas tres ocasiones
me besó en la nuca
con su aliento volcánico

me tatuó unos labios gruesos
de señora de comunión que no te gusta que te bese
de señora de comunión que besa tu  infancia
porque ella también es una ínsula extraña

el avión me aterrizó en el campo de estrellas
llovía
ahora  no entiendo cómo alguien que cuenta chistes de gallegos
no se moja cuando los pronuncia
chapotear en un charco es como estar en casa

subí a un tren rumbo a la ciudad de la muralla

la casa  de papá estaba tan vacía que agarré mis cosas
y corrí a dormir a otras camas de agua

el corazón se hace pequeño como un chicle

allí me despedí de otras gentes que pusieron otra cara
y lloraron de otra forma

me fui con un bolsillo lleno de mar y otro de lluvia


2.

aquí cabe trescientas veces mi ciudad de piedra
desde la torre de babel busqué
trescientas lunas como trescientos soles
el monstruo del armario se enamoró otra vez de mí
y tuvimos que dormir con la luz encendida por su culpa
pero a las visitas les dijimos que yo tenía miedo de vivir
porque la gente que tiene miedo de vivir no asusta

dibujé dos fantasmas en la comisura de sus labios
amaneciendo sobre la ciudad dormida

traía yo un tranvía clavado en un pulmón
llena de pasajeros sin raíles

es una cosa rara
pero yo nunca vi al transporte hacer de público
nunca lo oí aplaudir
ni corear las canciones de su grupo favorito

pero yo viajo en un metro que no mide
viajo en pecera de peces sin aletas
en trolebuses que le llevan la contraria al sentido
y como dulces azucarados que pican


3.

en el metro
un día
la mitad de mi cuerpo fue vagón
y la otra andén

me atravesaron los fusiles de la gente
su prisa
su sueño
me atravesaron su corazón
y los cristales que un muchacho
llevaba clavados en la espalda

me rescataron unas manos
que tal vez no vuelvan a tocarme nunca

luego en la calle
todos los taxis dieron vuelta a la derecha
en el mismo punto de la avenida
porque querían ser pasajeros de un poema

abrí mi bolso
para que se mezclaran
con los fantasmas que te heredé
de aquel verano
y caminé como si supiera
a dónde van mis pasos

de poemonstruos

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                                                                   para jane



eras chiquitita como la palabra iglú
exquisito terremoto de insolencia

en aquel baño te encontramos
terrible átomo de grandeza


pequeña como el cuerno de un rinoceronte
desgastado por la prisa de la selva

acurrucada como un grano de café
que quiere dividirse en dos
para no sentirse solo 


poeta sabe muchas cosas

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dice poeta, que el mar es sinónimo de alguna palabra que no conocemos, tal vez voz, o lejos o lenteja o papaya

dice poeta, que para ser can hay que saber de la vida el universo y del universo el amor (o el mar, depende del día)

en la barriga del buey

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presentación del poemario "en la barriga del buey" en méxico df

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Las nubes en agosto

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Poeta y yo

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Poeta y yo salimos de paseo todos los días a la caída de la tarde. La caída de la tarde es ese momento del día donde las luces son más luces que nunca porque te das cuenta de que se están yendo. Las cosas, las personas, el amor, la vida, a veces parece que toman importancia cuando se están yendo. A la caída de la tarde se encienden las luces, aunque las luces tienen vida propia éstas las enciende alguien, a todas menos a una.

Poeta y yo salimos de paseo todos los días a la caída de la tarde. Me pone la correa, abre la puerta, bajamos las escaleras, a la izquierda, volvemos a dar vuelta a la izquierda, nuestra conciencia también es una calle con farolas encendidas a la caída de la tarde y Poeta y yo nos preparamos. Una vez más contamos Una Dos Tres, la Tercera farola siempre está apagada, caminamos Una Dos Tres, la Tercera farola se enciende a nuestro paso.

(Llegadas a este punto Poeta y yo siempre sonreímos de medio lado).

Poeta y yo nos sentimos invencibles y tres pasos más allá la farola se apaga.

Atravesamos calles y el parque nuevo, atravesamos un desierto, un paso de peatones y una familia de ingleses colorados. El verde siempre es más verde a la caída de la tarde. Poeta baila entre la hierba histérica herida por hordas de calor.

Volvemos.

Hoy somos un yogur con fecha de caducidad, somos una mentira de celofán, somos algo que nunca vamos a ser y somos algo que nunca fuimos. Un chico desde un coche le silba a Poeta y le piropea algo de sus piernas largas, Poeta le devuelve un verso de Cortázar que estalla en simples onomatopeyas de sí mismo. Yo aplaudo.

(Llegadas a este punto Poeta y yo siempre reímos a rienda suelta).

Estamos otra vez en la calle de la farola, al principio de la calle que antes era el final de la calle. Esto es una de esas ironías de la vida que nos persigue de manera recurrente. Dice Poeta “Somos dos cobardes que volverán a ser valientes al final de la calle”. Pero pasa lo de siempre y contamos las farolas Una Dos Tres Cuatro y al pasar  la Quinta que antes fue Tercera se ilumina y de repente se enciende algo en nuestro corazón y somos invencibles.

Hoy somos alguien que espera algo con tantas ganas que cuando sucede deja que pase de largo, somos esa persona que espera que un día alguien la detenga y no la deje pasar de largo, somos ese camino solitario del pasar de largo, somos el bajo del pantalón y el largo de la falda que siempre nos gustó por encima de la rodilla.

(Llegadas a este punto Poeta y yo estamos cada una en su sofá, somos un guardia tratando de dirigir el tráfico de nuestros corazones, que se encienden y se apagan como el alma de aquella farola a la caída de la tarde).

a la deriva

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                    Ilustración de Jimmy Liao, Esconderse en un rincón del mundo, Barbara Fiore Editora

 
" Aquellas dos imágenes le habían entrado por los ojos como la instantánea percepción de la felicidad absoluta y sin condiciones. Se las llevaría consigo para siempre. Porque es así como te fastidia la vida. Te pilla cuando todavía tienes el alma adormecida y siembra en su interior una imagen, o un olor, o un sonído que después ya nunca puedes sacarte de encima. Y aquélla era la felicidad. Lo descubres después, cuando ya es demasiado tarde. Y ya eres, para siempre, un exiliado: a miles de kilómetros de aquella imagen, de aquel sonido, de aquel olor. A la deriva."

Tierras de cristal, Alessandro Baricco


Lobo López

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2 de agosto de 2011

El otro día, volví a encontrarme con Lobo López. Yo estaba mirándome al espejo en el baño de una estación de tren y él apareció ahí, a mi lado, sorbiéndose ruidosamente los mocos. Incluso en esa clase de detalles el hombre le imprime un ritmo al mundo propio sólo de superhéroes sin superpoderes.

Lobo López sigue llorando lento y por eso le duele tanto.

Salimos, nos sentamos en un banco, le tendí un pañuelo arrugado que llevaba en los entresijos del bolso negro. Durante largo rato compartimos un puente de silencio; un puente de silencio que se fue convirtiendo poco a poco en uno de esos puentes de las películas de aventuras que el protagonista siempre cruza aún sabiendo que se caerá a su paso, pero como buen protagonista sabe que el puente será benévolo y no correrá más que él; un puente de silencio que antes de venirse abajo se movió de un lado a otro con simpleza de abanico.

“¿Usted qué espera?”
“¿Yo?”, contesto, “yo no soy pera, soy manzana.”

Entonces se ríe y es la carcajada más hermosa que he visto y oído en toda mi vida, es una de esas carcajadas que se multiplican a su paso y le dan sentido al eco y de esa carcajada sale un tren que esculpe pompas de jabón en vez de humo. Reímos mucho.

Rebusco en los entresijos del bolso uno de aquellos caramelos de eucalipto que acostumbro llevar. Rebusco y se me cae al suelo un corazón rojo de fieltro rojo.

En el bolso negro que también heredé de mi hermana llevo un corazón rojo de fieltro rojo, milimétricamente cosido con grapas para que no se le escape nada y no entre cualquier cosa, aunque todos sabemos que una de las propiedades excéntricas de los corazones es que las cosas salen y entran a su antojo, es por ello que cualquier corazón que se precie es un asunto impredecible

llevo un corazón rojo de fieltro rojo que a veces se cae del bolso cuando camino por la ciudad y me agacho sorprendida y digo “oh, un corazón”, y las personas humanas lo miran sorprendidas también como si no supieran que cualquier corazón que se precie en algún momento anda por los suelos, y se queda quieto o late fuertemente para llamar la atención o deliberadamente se hace invisible para que lo pisen una y otra vez, y el corazón resulta en ocasiones tan osado que se deja pisar una y otra vez por la misma persona

llevo un corazón rojo de fieltro rojo no sé bien por qué.

Entonces Lobo me dice mientras lo levanta del suelo: “Dígale a ese chico que la próxima vez que tenga intención de pisarle el corazón, haga el favor de ponerse otros zapatos.”
“Y usted dígale a esa mujer que haga el favor de no llevar tacones,” contesto.

Reímos de nuevo, mientras Lobo deja en la palma de su mano el corazón que late.
“Se le ha caído esto,” dice mirándolo.
“Sí, del bolso”.
“No, del pecho”.

Y con una maestría largamente aprendida lo coloca de nuevo en su lugar.


P.D. En el árbol rojo de antes hay un escrito sobre Lobo López con fecha de 1 de febrero de 2007, made in México http://elarbolrojo.zoomblog.com/archivo/2007/02/01/la-verdadera-historia-de-lobo-lopez.html


Kiko Veneno y su Lobo López
http://www.youtube.com/watch?v=xo9vgZzE_WQ

Espacio cartonero en México DF

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Las editoriales cartoneras nacieron en 2001 en Argentina. Reciclan y reutilizan materiales cotidianos para editar títulos alternativos, así mismo, ponen los medios de producción editorial al servicio de los escritores y no de los distribuidores y librerías. Involucran al autor-lectores-artistas visuales en la creación de libros únicos e irrepetibles.


Tzikbal contará con el único espacio cartonero en el Distrito Federal con los proyectos:

Casamanita Cartoneira (México-Galicia-El Salvador)

Santa Muerte Cartonera y Editorial 2012

Kodama Cartonera (Tijuana)

Cohuiná Cartonera (Chiapas)

La Cartonera Cuernavaca

La Ratona Cartonera (Cuernavaca)

La Verdura Cartonera (Tijuana-D.F.)

Meninas Cartonera (México-España)

Orquesta Eléctrica (D.F.)

Atarraya Cartonera (Puerto Rico)


Ø Editoriales alternativas:

El Tren Sardina (D.F)

Honda Nómada (D.F. Estados Unidos)

La Diëresis (D.F.)

Torre de Babel (D.F.)


El sábado 30 de julio a las 7 p.m. en Pabellón Copilco B225, frente a Superama Universidad, se abrirá un 'librero de cartón' donde estarán a la venta muchos títulos de poesía y narrativa.


¡Entrada libre, los esperamos!

últimamente

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Últimamente el sueño me rehúye, duermo poco y mal, me asaltan pesadillas. Hace dos días soñé que a mi hermana y a mí nos perseguían unos malos malísimos a los que al final dábamos esquinazo. Nos pasamos todo el sueño corriendo así que me desperté agotada. Soñar es como vivir una vida paralela, el inconsciente quiere decirme algo y yo no sé interpretarlo bien. O sí.

Yo antes creía en las señales, aunque he de reconocer que nunca las veía hasta después
creía en el poder de los vasos comunicantes una noche de copas
creía que las cosas pasan porque tienen que pasar y que el universo teje hilos entre las personas a veces muy a su pesar y a veces muy a su querer
creía en los esquimales y en la parábola que encierra el hecho de que siempre empiece a refrescar
le tenía a cuanto toco, la fe de las montañas.

Hace unos meses descubrí que las montañas no sabían de mi existencia. Mis vecinos tampoco. Tenían más conciencia de mí, las personas de tu vida a las que nunca he visto.

Y últimamente el sueño me rehúye, duermo poco y mal, me asaltan pesadillas, escucho las mismas canciones una y otra vez, me lavo los dientes mientras mascullo unos versos de Cortázar, pienso en ir a la isla y pensar las mismas cosas que pienso ahora pero con otros aires revolviéndome el pelo, y enciendo la tele y le bajo la voz mientras leo o escribo para que alguien comparta mis ritos nocturnos, y de repente vuelven a ser las tres de la mañana y aún no tengo sueño, y tengo una sed histórica que no se sacia ni con agua del grifo ni con el jugo de naranja de mentira que se podría llamar de otra forma porque a naranja no sabe aunque quizás en este caso quién sabe deba su nombre simplemente al color, y camino descalza por el pasillo para que no resuenen mis pasos en sueños ajenos, y me asomo a la ventana y un hombre borracho se baja de su bicicleta y se esconde entre los coches y me dan ganas de gritarle un verso ajeno pero los versos a veces no interesan tanto, los versos a veces a mí me salvan, y yo sé que ese hombre borracho que deja caer la bicicleta en la acera es el hombre al que le robaron el mes de abril, es el hombre antes de saber que se lo robaron, es el hombre que bebió para olvidarlo, el hombre que rebusca en sus bolsillos algo que sabe que no está ahí.

Yo llevo buscando muchos meses algo que sé que no está aquí. Pero no tengo bicicleta.


hombre bebiendo el mar frente a la tele

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la trepadora deshace la noche
en una escalera de caracol

piensa:
si acaso yo pudiera…
yo pudiera entender
por qué tantas palabras

devorando carnívoras
mi sola presencia

pero arrastra un sol que al mismo tiempo es voz
de un terremoto que pide derecho a réplica

mientras
el hombre que colecciona caparazones de tortuga
está bebiendo el mar frente a la tele

el tiempo es un silencio entre sus manos
es la escama de un pez al que mordió
para olvidar el tacto pluvioso de la arena

y cuenta con nostalgia las gotas de café que necesita
para ahogarse en una taza

hoy todas la cucharas son un brillante salvavidas

Cae la noche

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Yo sé que llegaste y yo no estaba allí. Yo estaba en otra parte. Diciendo cosas que para ti hubiesen significado otros pecados. Pero llegaste y yo no estaba allí. Yo andaba en un barquito de papel. El mundo últimamente está lleno de barquitos de papel, no pueden con ellos ni las tormentas más feroces. Los faros no dan abasto. Los fareros ya no juegan al escondite por las noches, ya no les ponen nombres nuevos a esas estrellas tan livianas. Yo sé qué llegaste y diste tu mejor concierto. Yo sé que llegaste y pensaste cosas que a lo mejor en algún momento de la noche, con un poco de vino de por medio, te hicieron pensar en mí otra vez. De qué sirve pensar cosas que luego no se dicen o luego no se hacen. De qué sirve querer si el querer no se acompaña con un acto. Juanito decía “los actos creativos salvarán al mundo”. A veces a mí me salva acordarme de eso. Días como hoy, de post cansancio post moderno. Tras horas de dormir me levanto con mi mejor cara de poemonstruo: los poemonstruos como yo tenemos café en vez de sangre, no confesamos jamás nuestros pecados delante de conocidos, nos manifestamos a cualquier hora del día que se nos ocurra una de esas brillantes ideas que cuando comentas con alguien pierde todo fulgor y nos devolvemos la sonrisa en el espejo por si acaso. Los poemonstruos como yo comemos macarrones con tomate. Hoy comí sola. No me gusta comer sola. No me gusta dormir sola. No me gusta despertarme sola. No me gusta volver a casa y que no haya nadie. Pero como, duermo. Me despierto y vuelvo. Ayer la gente se manifestó en las calles. Nosotras nos manifestábamos en un escenario. Improvisando carcajadas el mundo es un asunto menos denso. Los días son tan largos que no se quiere hacer de noche. “Cae la noche buscando su corazón en el océano”, diría Altazor. Afortunada ella que sabe dónde buscar.

el primer poema que lauri me escuchó en aquella iglesia de oaxaca

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ayer llovió
compré un paraguas
verde aceituna
que estaba roto

un paraguas verde aceituna roto
no es cualquier paraguas

lo dejé que se fuera volando como un globo
un globo que ahora es un paraguas verde roto

así que lo más probable es que esté perdiendo aire
aún así, lo más probable es que llegue a donde estés
y tú te sorprendas de ver un globo aceituna roto
que se desliza suavemente como si supiera a dónde va
como si supiera quién es y no estuviera perdido
como si tuviera voz y no hubiera olvidado su nombre

que se desliza suavemente dejando un rastro lejano
robándote un recuerdo como un ladrón de guante blanco
plantando otro como un sutil jardinero que con mirar florece
y el globoaceitunarroto ya es un paraguas roto
que te compré porque era verde aceituna

y ahí no sé
pero aquí llueve

poemonstruo de papel

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yo antes me ganaba la vida haciendo barquitos de papel y olvidándolos por ahí. ganarse la vida en este caso no quiere decir que con esta actividad obtuviese remuneración alguna. quiere decir, literalmente, que me ganaba la vida: unas veces la ganaba yo y otras veces me ganaba ella. pero sin abusar.

casamanita teatro estrea os lous lados da felicidade

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Nocturnos (Antología de los poetas y sus noches)

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Adriana Bañares, Jorge Barco, José Ángel Barrueco, Siracusa Bravo, Eva Cabo, Ben Clark, Camilo de Ory, Nacho Escuín, Lucía Fraga, José Daniel García, Octavio Gómez Milián, David González, Antonio Huerta, Luna Miguel, Nacho Montoto, Ana Patricia Moya, Andrés Ramón Pérez Blanco, Ana Pérez Cañamares, Antonio Pérez Morte, Ángel Petisme, Antonio Portela, Carlos Salem Sola, Gabriel Sopeña, Ana Vega, Manuel Vilas.





eran las cinco

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eran las cinco de la tarde y nacían niños en galaxias paralelas al otoño
nacían grillos en los ecos pluviosos de la noche
el hueco púbico del cuerpo amante enredado entre pausas y silencios


había ovillos de polvo recorriendo milimétricas las esquinas del mundo
incluso allí donde el ojo ve lo que la mente ignora
incluso allí
nacía un pájaro sediento de andares
diminuto como el dolor punzante y sereno que crece de un corazón despellejado
nacía un pájaro azul comprometido con las causas perdidas
con los pasos sin techo y la poca cordura del alambre


había un árbol roto con su tronco hueco y la constancia de sus años
ovillando la hojarasca del invierno
enredadas ramas del amor, la lluvia famélica de cuanto cae sin romperse
presidido el cielo por nubarrones grises sin sombrero
romperán a volar los ejes del olvido cuando duermas
inquieto pulso la palabra torpe que resume en su silencio
el aquí y el ahora


había en la pared el rastro de un cuadro que pintó para su amada un hombre viejo
piel de pergamino, canosa su sonrisa, celofán en la niebla de sus ojos
disimulando el vacío de cuanto queda roto en la hoja en blanco
en el lienzo lince licencioso de la mano que toca porque no ha podido olvidar


verás
había un trombón apurando sus últimos suspiros
repleto de sonidos furiosos que oraban en el silencio de los surcos
y por qué no decirlo


mientras nacía
y el velo de mi paladar se levantaba para ver mundo
fecundada por la voracidad de la palabra
grité, como si nacer fuera una música que duele