sofreír la cebolla, el ajo y el tomate rojo corazón en aceite de oliva
y que suden las verduras amándose hasta la muerte
me gusta el verde redondo de tus ojos aceituna
y el tono de voz que te nace al regañarme
como si estuviera reservado para mi oído atónito
que abre desmesurado la sorpresa
me gusta que te guste que me gusten las cerezas
y que yo aplauda al morder la primera del verano
y nunca se sacie mi sed de su carne roja
me gustan los astrolabios los astros de los labios
y los labios que pueden besar incluso
lo que vive por encima de los techos
los techos también me gustan
aunque ya no creo en ellos
volver a casa
volver a ver los rostros familiares encendidos como fósforos
el árbol de azahar
el amarillo insolente de la amarilla mimosa
caminar esas calles caminar la vida entera
sin haberme ido de allí
y en cambio me gusta tanto el mundo
y beber margaritas con estas gentes que me eligieron de amiga
y cantar como locos golpeando el techo de todas las madrugadas del centro
me gusta también el vértigo de lo desconocido
la esencia efímera de las palmeras con alma de dátil
y las casas de madera cuando crujen como si sus rodillas hubieran estudiado
los sonidos perfectos de la noche
me gustan las personas que me miran a los ojos
y no se asustan
de que también yo las mire
me gusta pensar que en el mirar dos caballos se cruzan
con una margarita en la boca, y por gustar me gustaría
que se fundiesen en un beso antológico
me gustan los personajes telenovelescos de Shakespeare
me recuerdan a los propios personajes de mi vida
que usan el limpiaparabrisas cuando se llena
de espuma de cerveza inofensiva
los títeres me provocan sentimientos encontrados
me encanta que los propios sentimientos se encuentren
en algún punto del camino aunque no sepamos nunca en cuál
me gusta viajar y que me viajen
tomar fotos de los ojos redondos de la gente
y descubrir tal vez lo que de verdad están mirando
y me gusta que los tacos sean palabrotas
y tacos de comer y tacos de ojo
me gustan los cuentos donde todo es posible
y los sueños que se dejan soñar sin atreverse a despertarte
y el pan tostado con mermelada de fresa o zarzamora
me gusta decir zarzamora y acordarme de mi abuelo
que me enseñó tantas cosas de su mundo sordo de hilo
me gusta esperar aunque no me gusta esperar ni que me esperen
a menos que llegue en tren
o que me haya perdido en el laberinto de mi pelo
y me gustan las horas felices en todas las partes del mundo
que decretan un segundo para que la gente sonría al mismo tiempo
y los gajos de sus corazones cactus se pinchen unos a otros
para sentirse aún más vivos después de deshojarse
y la calima que alborota la arena y la despeina
y los camellos que me miran por encima del hombro
y el mar rompiendo el malecón con la profundidad de su conciencia
el horizonte y todos los ojos que lo buscan mordiéndome
y por eso también me gustan los vampiros
las islas y su condición
solitaria de fiesta
me gustas tú y que lo sepas
sin necesidad de escribirlo
y me gustaría huir al fin del mundo
pero tengo miedo
y no me gusta tener miedo
porque sé cómo llegar
pero no cómo volver
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
6 pájaros en el árbol:
me gusta tanto tantísimo que seas mi amiga!!!
te quiero.
poeta, poetaza, poetazaza...
amo tu poesía que siempre sana mi corazón
besitos, meiga querida
me gusta este poema y como te lo dije, lo de sordo de hilo y lo de la isla, y al final conocerte y saber las cosas que te gustan.
Fenomenal.
Como con un aire más íntimo y maduro.
Mario
les mando un besotote a los cuatro
Es hermoso tu poema, como una cebollita
que va diciendo y va diciendo. : ) saludos
"me gusta decir zarzamora y acordarme de mi abuelo
que me enseñó tantas cosas de su mundo sordo de hilo
...
las islas y su condición
solitaria de fiesta"
Publicar un comentario