origami I
yo siempre quise muchas cosas:
quise por ejemplo nacer un día de lluvia
en que las gotas miedosas usen paracaídas
y tengan en la boca un verso nunca escrito de altazor
y quise también sembrar mis atalayas en lo más alto de las dunas
para desaparecer con el mal tiempo
huir, quise huir como huye el ladrido del perro en la tormenta
dejar de ser caparazón de un cuerpo blando
que apenas puede decidir dónde esconderse
pero lo que siempre quise más que nada
fue que reconocieras mi barquito de papel en una multitud
vestida de periódicos, arropada con letras de tragedias
anuncios por palabras y notas culturales
quise que lo reconocieras entre una multitud semejante a las manadas
que no dejan nunca a nadie atrás y no siempre el mismo va delante
quise por ejemplo nacer un día de lluvia
en que las gotas miedosas usen paracaídas
y tengan en la boca un verso nunca escrito de altazor
y quise también sembrar mis atalayas en lo más alto de las dunas
para desaparecer con el mal tiempo
huir, quise huir como huye el ladrido del perro en la tormenta
dejar de ser caparazón de un cuerpo blando
que apenas puede decidir dónde esconderse
pero lo que siempre quise más que nada
fue que reconocieras mi barquito de papel en una multitud
vestida de periódicos, arropada con letras de tragedias
anuncios por palabras y notas culturales
quise que lo reconocieras entre una multitud semejante a las manadas
que no dejan nunca a nadie atrás y no siempre el mismo va delante
me gusta
sofreír la cebolla, el ajo y el tomate rojo corazón en aceite de oliva
y que suden las verduras amándose hasta la muerte
me gusta el verde redondo de tus ojos aceituna
y el tono de voz que te nace al regañarme
como si estuviera reservado para mi oído atónito
que abre desmesurado la sorpresa
me gusta que te guste que me gusten las cerezas
y que yo aplauda al morder la primera del verano
y nunca se sacie mi sed de su carne roja
me gustan los astrolabios los astros de los labios
y los labios que pueden besar incluso
lo que vive por encima de los techos
los techos también me gustan
aunque ya no creo en ellos
volver a casa
volver a ver los rostros familiares encendidos como fósforos
el árbol de azahar
el amarillo insolente de la amarilla mimosa
caminar esas calles caminar la vida entera
sin haberme ido de allí
y en cambio me gusta tanto el mundo
y beber margaritas con estas gentes que me eligieron de amiga
y cantar como locos golpeando el techo de todas las madrugadas del centro
me gusta también el vértigo de lo desconocido
la esencia efímera de las palmeras con alma de dátil
y las casas de madera cuando crujen como si sus rodillas hubieran estudiado
los sonidos perfectos de la noche
me gustan las personas que me miran a los ojos
y no se asustan
de que también yo las mire
me gusta pensar que en el mirar dos caballos se cruzan
con una margarita en la boca, y por gustar me gustaría
que se fundiesen en un beso antológico
me gustan los personajes telenovelescos de Shakespeare
me recuerdan a los propios personajes de mi vida
que usan el limpiaparabrisas cuando se llena
de espuma de cerveza inofensiva
los títeres me provocan sentimientos encontrados
me encanta que los propios sentimientos se encuentren
en algún punto del camino aunque no sepamos nunca en cuál
me gusta viajar y que me viajen
tomar fotos de los ojos redondos de la gente
y descubrir tal vez lo que de verdad están mirando
y me gusta que los tacos sean palabrotas
y tacos de comer y tacos de ojo
me gustan los cuentos donde todo es posible
y los sueños que se dejan soñar sin atreverse a despertarte
y el pan tostado con mermelada de fresa o zarzamora
me gusta decir zarzamora y acordarme de mi abuelo
que me enseñó tantas cosas de su mundo sordo de hilo
me gusta esperar aunque no me gusta esperar ni que me esperen
a menos que llegue en tren
o que me haya perdido en el laberinto de mi pelo
y me gustan las horas felices en todas las partes del mundo
que decretan un segundo para que la gente sonría al mismo tiempo
y los gajos de sus corazones cactus se pinchen unos a otros
para sentirse aún más vivos después de deshojarse
y la calima que alborota la arena y la despeina
y los camellos que me miran por encima del hombro
y el mar rompiendo el malecón con la profundidad de su conciencia
el horizonte y todos los ojos que lo buscan mordiéndome
y por eso también me gustan los vampiros
las islas y su condición
solitaria de fiesta
me gustas tú y que lo sepas
sin necesidad de escribirlo
y me gustaría huir al fin del mundo
pero tengo miedo
y no me gusta tener miedo
porque sé cómo llegar
pero no cómo volver
y que suden las verduras amándose hasta la muerte
me gusta el verde redondo de tus ojos aceituna
y el tono de voz que te nace al regañarme
como si estuviera reservado para mi oído atónito
que abre desmesurado la sorpresa
me gusta que te guste que me gusten las cerezas
y que yo aplauda al morder la primera del verano
y nunca se sacie mi sed de su carne roja
me gustan los astrolabios los astros de los labios
y los labios que pueden besar incluso
lo que vive por encima de los techos
los techos también me gustan
aunque ya no creo en ellos
volver a casa
volver a ver los rostros familiares encendidos como fósforos
el árbol de azahar
el amarillo insolente de la amarilla mimosa
caminar esas calles caminar la vida entera
sin haberme ido de allí
y en cambio me gusta tanto el mundo
y beber margaritas con estas gentes que me eligieron de amiga
y cantar como locos golpeando el techo de todas las madrugadas del centro
me gusta también el vértigo de lo desconocido
la esencia efímera de las palmeras con alma de dátil
y las casas de madera cuando crujen como si sus rodillas hubieran estudiado
los sonidos perfectos de la noche
me gustan las personas que me miran a los ojos
y no se asustan
de que también yo las mire
me gusta pensar que en el mirar dos caballos se cruzan
con una margarita en la boca, y por gustar me gustaría
que se fundiesen en un beso antológico
me gustan los personajes telenovelescos de Shakespeare
me recuerdan a los propios personajes de mi vida
que usan el limpiaparabrisas cuando se llena
de espuma de cerveza inofensiva
los títeres me provocan sentimientos encontrados
me encanta que los propios sentimientos se encuentren
en algún punto del camino aunque no sepamos nunca en cuál
me gusta viajar y que me viajen
tomar fotos de los ojos redondos de la gente
y descubrir tal vez lo que de verdad están mirando
y me gusta que los tacos sean palabrotas
y tacos de comer y tacos de ojo
me gustan los cuentos donde todo es posible
y los sueños que se dejan soñar sin atreverse a despertarte
y el pan tostado con mermelada de fresa o zarzamora
me gusta decir zarzamora y acordarme de mi abuelo
que me enseñó tantas cosas de su mundo sordo de hilo
me gusta esperar aunque no me gusta esperar ni que me esperen
a menos que llegue en tren
o que me haya perdido en el laberinto de mi pelo
y me gustan las horas felices en todas las partes del mundo
que decretan un segundo para que la gente sonría al mismo tiempo
y los gajos de sus corazones cactus se pinchen unos a otros
para sentirse aún más vivos después de deshojarse
y la calima que alborota la arena y la despeina
y los camellos que me miran por encima del hombro
y el mar rompiendo el malecón con la profundidad de su conciencia
el horizonte y todos los ojos que lo buscan mordiéndome
y por eso también me gustan los vampiros
las islas y su condición
solitaria de fiesta
me gustas tú y que lo sepas
sin necesidad de escribirlo
y me gustaría huir al fin del mundo
pero tengo miedo
y no me gusta tener miedo
porque sé cómo llegar
pero no cómo volver
tierra adentro
llevo tu marca en la raíz del pelo
tatuaje secreto que me distingue
como una de tus creaciones
así no voy a ningún lado
imposible escapar sin comenzar
a desear otras cosas:
deseo el mar, la espuma
y el legado del náufrago
que se ahogó tierra adentro
los que nunca duermen
los que nunca duermen
para jane
1.
ayer un pirata se cruzó en uno de mis cuentos
me preguntó por ti, me preguntó por los cofres que había escondido en tus dos ojos
y yo sólo supe decirle que los diera por perdidos
que los cofres locos, henchidos del hechizo de tu verde
se habían abierto a sí mismos
para mostrarte sus tesoros
aquel hombre levantó el parche de su ojo terco
me invitó a saltar
y yo salté porque cualquier excusa es buena
para lanzarse a un abismo que en principio no nos pertenece
aunque será nuestro si es necesario
el atributo de lo oscuro es que se lleva bien
con los que celebran célebres las doce en el reloj
y sienten de repente un nuevo nacimiento en sus arterias
“navégame”, me dijo el hombre centrado en mis lunares
acosando la forma que tengo de decir ciertas palabras
que sólo pueden desteñirme si quiero volar
y son mis alas la excusa perfecta para lanzarse a algún abismo
volar hacia abajo buscando la altura del ojo del venado
repaso los apuntes de mi historia mientras caigo
me susurra al oído un apuntador que ve cosas
en las que yo creí no estar
aunque luego encontré pistas
que me situaron en esa escena del crimen
a un kilómetro de sangre de mí misma
2
en todas las madrugadas que danzamos diminutas
sobre los mil y un gramos de arena del sol
estás tú sentada valiente y decidida a ponerle hielos a la noche
a enseñarle a todos la canción desesperada de los que nunca duermen solos
aquella vez que llegamos tarde a las estrellas
y exprimimos la absenta de las horas
perdimos los relojes, un zapato, una mentira
no sabría decir por qué todas las lunas me acuerdo más de ti
y de tu risa haciendo imprescindible en Bombay la negrura de tu pelo
sortilegio azabache donde el viento descansa los veranos
y si yo tuviera que elegir sin pensar un milímetro de mundo
sería de seguro el que acecha tu sombra desmedida
para no tardar más de dos segundos en cruzarnos
y que tú me digas alterando el pulso mágico de las palabras
“hay que irse de aquí “ y nos quedemos
3
tengo una confusión de mapas en el cuero cabelludo
un alud de raíces que pujan alto por quedarse en algún sitio
dónde está el lugar en el mundo
del corazón nómada que se hincó de rodillas
para besar la tierra?
están ardiendo los pretéritos y no saben conjugarse las manzanas
hay un pánico profundo debajo de la lengua del silencio
que teme lanzar su latigazo sobre el mundo y dejarnos mudos de deseo
el sol en tu cuerpose sentía un profanador de templos
4
malgasto los espacios vacíos de mí misma
que suelo rellenar con los restos de algún charco en el que bailó un niño
en el que bebió una rana que tal vez quiera ser bailarina
pero no sé
me estoy sobrevolando
dejo atrás el rastro del pájaro fonema
que cantó la canción de la chica más linda del pueblo
y no era yo
para jane
1.
ayer un pirata se cruzó en uno de mis cuentos
me preguntó por ti, me preguntó por los cofres que había escondido en tus dos ojos
y yo sólo supe decirle que los diera por perdidos
que los cofres locos, henchidos del hechizo de tu verde
se habían abierto a sí mismos
para mostrarte sus tesoros
aquel hombre levantó el parche de su ojo terco
me invitó a saltar
y yo salté porque cualquier excusa es buena
para lanzarse a un abismo que en principio no nos pertenece
aunque será nuestro si es necesario
el atributo de lo oscuro es que se lleva bien
con los que celebran célebres las doce en el reloj
y sienten de repente un nuevo nacimiento en sus arterias
“navégame”, me dijo el hombre centrado en mis lunares
acosando la forma que tengo de decir ciertas palabras
que sólo pueden desteñirme si quiero volar
y son mis alas la excusa perfecta para lanzarse a algún abismo
volar hacia abajo buscando la altura del ojo del venado
repaso los apuntes de mi historia mientras caigo
me susurra al oído un apuntador que ve cosas
en las que yo creí no estar
aunque luego encontré pistas
que me situaron en esa escena del crimen
a un kilómetro de sangre de mí misma
2
en todas las madrugadas que danzamos diminutas
sobre los mil y un gramos de arena del sol
estás tú sentada valiente y decidida a ponerle hielos a la noche
a enseñarle a todos la canción desesperada de los que nunca duermen solos
aquella vez que llegamos tarde a las estrellas
y exprimimos la absenta de las horas
perdimos los relojes, un zapato, una mentira
no sabría decir por qué todas las lunas me acuerdo más de ti
y de tu risa haciendo imprescindible en Bombay la negrura de tu pelo
sortilegio azabache donde el viento descansa los veranos
y si yo tuviera que elegir sin pensar un milímetro de mundo
sería de seguro el que acecha tu sombra desmedida
para no tardar más de dos segundos en cruzarnos
y que tú me digas alterando el pulso mágico de las palabras
“hay que irse de aquí “ y nos quedemos
3
tengo una confusión de mapas en el cuero cabelludo
un alud de raíces que pujan alto por quedarse en algún sitio
dónde está el lugar en el mundo
del corazón nómada que se hincó de rodillas
para besar la tierra?
están ardiendo los pretéritos y no saben conjugarse las manzanas
hay un pánico profundo debajo de la lengua del silencio
que teme lanzar su latigazo sobre el mundo y dejarnos mudos de deseo
el sol en tu cuerpose sentía un profanador de templos
4
malgasto los espacios vacíos de mí misma
que suelo rellenar con los restos de algún charco en el que bailó un niño
en el que bebió una rana que tal vez quiera ser bailarina
pero no sé
me estoy sobrevolando
dejo atrás el rastro del pájaro fonema
que cantó la canción de la chica más linda del pueblo
y no era yo
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